Comenzamos la tercera semana de este tiempo de Cuaresma.
Poco a poco nos vamos preparando para celebrar los días santos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Y en este camino hoy la Palabra de Dios nos vuelve a romper esquemas, nos vuelve a invitar a que reflexionemos sobre nuestra vida y nuestras actitudes en el día a día.
La primera lectura (Éxodo 20,1-17) nos recordará de nuevo el proyecto que Dios quiere en nuestras vidas, y que se basan en los mandamientos. Pero no unos mandamientos simplemente como unas normas morales o unos preceptos que agradan a Dios… no!. Unos preceptos que hacen que descubramos que Dios es el Dios de la Vida, que da sentido a nuestra vida y que nos muestra a Jesús, un Mesías como nos recuerda san Pablo en la segunda lectura (Corintios 1,22-25) que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios y que nos invitará a que no nos quedemos en el mero cumplimiento de normas y preceptos, si no que vayamos más allá y que pongamos a Dios como el centro de nuestra vida ya que Él que tiene palabras de vida eterna, tal y como recitamos en el salmo de este día (salmo 18).
Muchas veces, sin querer convertimos nuestra fe en un mercado donde le pedimos a Dios un favor a cambio de una oración o un sacrificio (Jn 2,13-25), pero hoy el propio Jesús nos recordará que sólo a través de la Resurrección podremos dar sentido a nuestra fe y a nuestra vida, todo un reto en una sociedad donde se “compra o vende” casi todo, incluso la fe.
Dejémonos interpelar en esta tercera semana de por la Palabra de Dios y pongamos nuestra vida y nuestra fe al servicio del Evangelio, predicando como nos recuerda san Pablo “a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados –judíos o griegos–, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios.”
Feliz semana.
Un saludo en Cristo Despojado y en nuestra Madre del Dulce Nombre.
NHD. Manuel Sánchez García, Diputado de Formación