Nuestra Madre, María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, amanecen ya bajo palio ataviados esperando así un nuevo Domingo de Ramos.
Para esta ocasión luce la saya bordada sobre terciopelo azul con motivo de su bendición y tocado de tul a tablas, pudiendo contemplar así la clásica estampa de la Madre del Fígares.