«Dios todopoderoso que preservaste
a María de toda mancha de pecado
para que en sus purísimas entrañas
se encarnara Tu Verbo Eterno
para nuestra salvación,
Tu Hijo Jesucristo,
desde la Cruz, la dio a Juan
por Madre de los hombres;
En Pentecostés,
tu Santo Espíritu la erigió
Madre de la Iglesia.
Escucha las súplicas que te dirigimos
por su intercesión,
y haz que cuantos pronunciamos
su Dulce Nombre
nos sintamos por Ella protegidos.
Por Cristo Nuestro Señor. AMEN.»